Mis libros
El diablo al fondo de la habitación.
“El suelo no se abrió, ni su cuerpo fue incinerado. Pero la piedra fría mostró que su calor provenía de adentro, no de las profundidades del sarro. bragas... Se notaba que ese juego la excitó de una manera que nunca pensó que sería posible. [...] La cachonda que ese hombre provocó en ella fue un negocio incondicional... ! y miró a los ojos verdes. ¡Tuvo que pasarse la lengua por los labios antes de finalmente pronunciar sus términos!"
mar de deseo
¡El hombre estaba besando cada centímetro de su pie! Y después de cada beso... iba lamiendo la piel mojada del beso... hasta finalmente... ¡en los dedos! Hank envolvió sus labios alrededor de cada dedo del pie... ¡y comenzó a chuparlos! [...] Se agarró al asiento de la silla. Cerró los ojos. Intentó recordar el primer capítulo de su tesis doctoral... "De este capítulo pretendo hablar..." ¡Otra vez se lamió los pies! Primero uno... luego el otro... Y besos húmedos recorrieron toda su pierna.
Cuatro cuentos eróticos
"Segundo... tercero... cuarto... quinto... sexto piso. Finalmente, tuve que elegir. Irme. Dejarlo. Ir a la Valkiria y narrar, en detalle, mi roce con un delicioso desconocido. , en el ascensor del edificio. O quédate. Ve al decimoquinto. Ve con él. A la luna. Al cielo. O al infierno. (El hombre perfecto)
"No había otra manera. Ya no podía fingir ser incomprendido o actuar como un niño tonto. La realidad era esta: no había otra opción. Si tuviera uno, tendría que tener el otro. Si me acostaba con uno , tendría que acostarme con el otro. Y nunca, nunca, en momentos separados. Los dos, juntos, siempre..." (Los Tres)